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11 experiencias recomendadas para vivir en Santiago

Publicado por Nicolás Valencia el 7 de August de 2012 a las 7:00 am

(Fotografía portada original de Bifurcaciones)

¿Se bajó del bus y no sabe qué cresta hacer en Santiago?, ¿vive en Santiago y ni siquiera sabe dónde queda Ahumada? o peor aún, ¿vive en Santiago y nunca ha bajado de Plaza Italia? Hoy nos anotamos con una lista de experiencias para vivir en Santiago. Algo así como Santiago para novatos.

1. Intoxicarse en los bajones de Pío Nono

Puede ser de día o de noche, un lunes a las 6 de la tarde o un sábado a las 4 de la mañana con el alcohol obnubilando la sensatez. Da lo mismo. Anímense y regálense un lujo gastronómico en las primeras cuadras de Pío Nono -en el puente homónimo o a los pies de la Facultad de Derecho de la Chile-: pizzas, sopaipillas o completos con 6 mayonesas a elección en el regalón de Listeilor, el tío Pikachu.

De todo en la fértil viña callejera del Señor.

2. Vivir la decadencia de los cines porno

Entre tanto porno circulando por la red, los cines del género han perdido todo su poderío de ataño con películas como “Enfermas ninfómanas” o “Máxima velocidad anal”. En al actualidad son verdaderos antros de la perdición y en sus salas el intercambio de apuñalamiento de guata es el acompañamiento musical a una trama simplista y gemidos gringos.

Mejor lleve a sus amistades homosexuales a disfrutar del séptimo arte por una luca. Lo pasarán mejor que uno.

3. Resucitar en la Chimba

Típico que uno parte bailando en una disco o tomando unos tragos tranquilamente con los amigos y en un abrir y cerrar de ojos, estái durmiendo en un colchón compartido con otras 5 ó 6 personas que nunca hai’ visto en vida. Te levantái y el hachazo es implacable.

La mejor forma de resucitar es llevar a los tuyos a alguna picada en la Vega – unos jugos vitamínicos (betarraga, zanahoria, apio) o un ceviche que te deje bien activado – en el Puente de los Carros o si hay (mucho) más presupuesto, cruzar el Mapocho y devorarse algo en el Latifundista del Mercado Central, Donde Augusto y recordar el lamentable fallecimiento de Pelluco, el garzón de Amores de Mercado.

4. Vacilar con los peruanos en Plaza de Armas (o mejor, disfrutar sus platos)

Mala costumbre, pero si es de los que aman a Chile (sólo por el hecho de haber nacido acá), de seguro querrá acercarse a la Pequeña Lima a conocer a nuestros hermanos peruanos y exigirles tonteras… o mejor, aprovechar la comida al paso o entrar a un restorán peruano (Calle San Antonio, Calle San Diego, Barrio Brasil) a zamparse un buen plato.

No hay argumento alguno que se logre imponer a un plato de calidad.

5. Encontrar al Divino Anticristo en Lastarria (o esperar ser fotografiado para Viste La Calle)

La fauna santiaguina reconoce a sus personajes y los mitos que los envuelven. Quizás el mito más famoso pero fácil de encontrar en la calle es el Divino Anticristo: reporteado hasta llegar a Los Andes en busca de su familia, asediado por The Clinic y reconocido por los vecinos de Lastarria y Portugal que se acostumbran a su carro de supermercado, los libros que él mismo produe y vende en la calle y los escritos que deja con plumón en los afiches del barrio.

La otra opción en Lastarria es salir a caminar con tus pilchas hípsters y tu bici vintage por sus callecitas a la espera que alguien valore tu vestir y te pidan que posís para Viste La Calle.

Podís esperar hasta el día del pico, eso sí.

6. Protestar en Plaza Italia

Durante el último año se volvió una tradición salir a marchar los jueves por una educación sin fines de lucro y de calidad. El Gobierno bluffea y ofrece challa, pero ése ya es otro tema: Plaza Italia se consolidó como punto simbólico ciudadano para marchar. Una marcha que parta en Plaza Italia baja por Alameda como un río de indignación hasta la Moneda.

No obstante, si solamente han visto la Plaza Italia por televisión, cuando un día pasen por ahí de seguro pensarán “¿y esta weá es? Yo pensé que era más grande”.

Bonus: ¿cuántos semáforos rojos se comen desde la boca de estación Baquedano hasta la entrada de Pío Nono? El mito dice que un estudiante de Derecho de la Chile logró cruzar con sólo dos semáforos rojos.

7. Pensar el futuro en Espacio Riesco

Existen tres futuros en Chile: el que se hace, el que se piensa y el que se cree estar haciendo cuando se escucha.

Éste último futuro lo representa Espacio Riesco concentrando la mayor oferta de simposios, conferencias, exposiciones y charlas sabias de hombres maravillosos (?) sobre el futuro de nuestra nación.

Es el futuro hipopético que presentan seminarios como  “¿Cómo es el Chile que queremos?” (¿quiénes?), “¿Cómo llegar al corazón del cliente?” o “Asqueroso como un ratón, pero adorable como Mickey Mouse”. Quienes asisten, van por el cóctel, la vida social, luego reflexionan un par de minutos y todo vuelve a la normalidad.

Una especie de Maruchan filosófico.

Si no tienen mucho tiempo, pueden descartar esta actividad.

8. Visitar la picada que ya no lo es, La Piojera

Si alguien le habla de ‘La Piojera’ de Santiago o el ‘Jota Cruz’ en Valpo como si se trataran de verdaderas picadas, no confíe nunca en esa persona. Ni siquiera le hable.

Son lugares que dejaron de ser picadas hace tiempo ya.

9. Hacer fila para entrar a Fantasilandia

El placer de hacer filas: para comprar las entradas del cine, para tomar la micro, para entrar al metro, para cargar la BIP, para recibir el pago mensual, para entrar al baño en un carrete, para las fondas, para hacer otra fila, para comprar copete, para vomitar copete.

Fantasilandia, el único parque de entretenciones clásico en su definición (Kidzania te entretiene enseñándote la sociedad neoliberal), siempre está lleno y siempre hay que hacer filas para entrar al parque, a los baños y hasta para subirse a las tacitas.

Si les baja la weá, mándense a cambiar al Parque O’higgins e improvisan un asado o esperan a que sea 19 de septiembre para ver desfilar a las gloriosas Fuerzas Armadas.

10. Recorrer Santiago por los autopistas urbanas.

La ciudad se expande como mancha de aceite; los ‘expertos’ sugieren seguir expandiéndonos (para que los especuladores propietarios de granjas puedan vender sus parcelas como terreno urbano) e irónicamente para zurcir la ciudad, las autopistas urbanas resultaron ser grandes tajos para conectarla reciclando Américo Vespucio, la Norte-Sur, Avenida La Florida y General Velásquez.

¿Qué sugerimos si no tienen tiempo para hacer un tour como la gente? Súbanse a un auto, cómprele unas papas fritas y una bebida Kontiki a los cabros chicos y recorran todas las autopistas y a medida que acelera, van viendo a lo lejos los lugares más importantes de la ciudad a la rápida, sacando fotos lo más rápido posible.

Si no cacharon tal edificio, cagaron no más (eso sí, cóbreles la cuenta del TAG después)

11. Lamentarse/disfrutar del Costanera Center en Sanhattan

Nos gusta llorar sobre la leche derramada: lo hicimos cuando de la noche a la mañana apareció el monstruo del mall de Castro y ahora lo hicimos cuando se erectó la mole de cemento y vidrio del holding de Paulmann. Pusimos el grito en el cielo por el consumismo, el mal gusto, la congestión vial, los comercios de barrio, la economía y Piñera -casi por inercia- porque com..¡CACHA, WEÓN!: ¡una cascada que dibuja figuras con el agua! ¡Mamá, sácame una foto!

 

Sobre al autor, @aquiestaene

Recomendamos también en Santiago una vuelta por el Eurocentro en búsqueda de las tribus urbanas, los pickles y aceitunas del Matadero, las dos pastelerías coreanas de Patronato, la disco Luxor de la Cuca con la pirámide de plumavit, los sombreros de ‘Donde golpea el monito’, una cicletada por el cauce del Zanjón de la Aguada y una vueltita deprimente por Kizdania. Y ustedes en sus ciudades, ¿adónde nos llevarían a recorrer?  

28 Comentarios to 11 experiencias recomendadas para vivir en Santiago

  • Lo de las autopistas urbanas de por si ya es un cacho gigantesco. Prefiero pagar un pasaje en el Metro y darme una vuelta por todas las lineas (si, puede ser algo raro, pero es mas barato)

    • Creo mejor el metro, también. Sobre todo la línea 5 en viaducto elevado, línea 4 en trinchera y viaducto elevado y la línea 2 en trinchera.

      Además que podís llegar a los mejores lugares sin necesidad del TAG ni de buscar estacionamientos como weón.

  • Naty

    Doy fe de lo buenos que son los ceviches combinados del Puente de los Carros. Por luca te llevas una porción de ceviche, fideos, papas a la huancaína y cancha, mezcla que resulta una maravilla. Por $500 más te compras ahí mismo una botella de chicha morada o un vasito de mazamorrita, un postre bien rico. Coman sin miedo porque ojos que no ven, guatita que no se enferma.

  • me declaro santiaguino y cada punto de la lista es truli… pero me quedo con el número 2… he aquí mi humilde historia.

    Diciembre 2005, 18 años recién cumplidos, un par de pendejos en la cara y junto a mi mejor amigo decidimos ir por primera vez a un cine porno. El Nilo. Nunca más, no lo recomiendo por ningún motivo. La droga y (sin discriminar) pero el mariconeo adentro y la prostitución homosexual se da bríjido. punto a favor pal cine, SE PUEDE FUMAR (supongo que no solamente cigarros). Puntos en contra, Películas ochenteras, viejos homosexuales que se quieren garchar todo lo que tenga ojos y respire… nunca más. Recomiendo si, darse un paseo por las galerías céntricas a ver chiquillas en triquini, disfrutar de una erotica conversación, y un pésimo café.

  • Rolo

    30 años viviendo en Santiago y nunca he entrado a los cines porno, aunque falta recomendar el charcheterio de los toples del centro y la clasica cachetaa al que quiere tirar las manos

    falto recomendar el parque metropolitano con el jardin japones de los clasicos fotografos mulengues o el ya muerto teleferico

    creo que nunca seria fotografiado por viste la calle, me compro la ropa en johnsons

  • Elevado

    Algunos puntos reconozco que los he vivido, pero me parecen más cotidianos que “algo shuper loco”, en fin, más que criticar prefiero dejar mi aporte:
    1- Un super clásico: Si no eres pelotero puede que no tenga importancia, pero nuestra versión criolla de un derby es algo digno de vivirlo en carne propia. No será tan glamuroso como un Barcelona vs Real Madrid, ni tan paralizante como un Boca vs River. Pero el ver como las calles se llenan de banderas, como los más atemorizados se esconden, las choperias llenas, el olor asado en las calles más fuerte que pal 18 y por supuesto estar en el estadio y sentir que el mundo entero se vuelve loco, es algo que solo se vive en esta ciudad.
    2- Fondas del Parque Ohiggins: Por ahí se nombro este parque para el 19, pero no solo de milicos se vive en el parque en esas fechas, ya que el desfile de curaos es más grande que todo un batallón. Dar mil vueltas por cada una de las ramadas y sacar como conclusión que te salia más barato y cómodo tomar en casa con tus amigos.
    3- El persa Bio-Bio: Nunca se puede recorrer entero en un solo día, siempre hay algo que mirar, alguna novedad, alguna oferta, etc. Da lo mismo si vas por ese mueble que viste en el mall y lo tienen a mitad de precio, por la película ultra pirateada que aun sigue en el cine o la polera del grupo que tanto te gusta. En el persa se encuentra de todo y de todos. Sumale que ahí encontraras verdaderas tribus urbanas y no la mierda cuica del Eurocentro.
    3- Parque Forestal los domingo: Ideal para olvidar que mañana será lunes, tienes una feria de las pulgas, donde encuentras la ropa que alguien ya le quedo chica, el punky vendiendo funsines, los veganos vendiendo hamburguesas de soja y los documentales pirateados de tendencia de izquierda. también están las batucadas, los malabaristas y los miles de muchachos tomándose algo pa la sed y fumando algo pa la mente.
    4- Palmera o antena: Entretenido juego donde puedes jugar a descubrir si la palmera de apariencia inofensiva es una cancerosa antena de celular. Te puedes poner a filosofar sobre lo inescrupulosos que son los empresarios y comentarlos con tus amigos de twitter por tu Iphone.
    4- Plaza Vespucio sin fin: Recuerdo cuando era un peladero y de un día para otro se convirtió en uno de los mall más recurrentes de Santiago. Son miles las familias de distintas comunas y wachiturros de los mas connotados que tienen este lugar como su paseo favorito. Eso si el eterno enigma de cuando demonios lo van a terminar, siempre, pero siempre están construyendo una acceso nuevo, un estacionamiento, un restaurante, un colegio, una nave espacial y quien sabe que más poner en ese edificio.
    5- Día de la música chilena o cualquier evento al aire libre: No tienes plata pal Lollapalooza o Maquinaria, bienvenido sea este festival o cualquier otro gratis y al aire libre (Como el del Parque La bandera y antiguamente el día de la cultura). Puedes ver los mismo grupos chilenos por los cuales algunos pagan verdaderos sueldos (Sin los grupos gringos eso si), gratis y con la posibilidad de tomarte tu copetito piola. Eso si, te darás cuenta lo aburrido que es ver a la Fran Valenzuela sin tener que pagar por eso.
    6- Blondie: Para muchos es solo una disco gay y si que los hay, pero también es donde puedes bailar temas de Ramones, Supernova y después cantar un tema Raphael. Raro el ambiente, la ubicación (Un ex cine) y los asistentes. Pero una vez una mina algo arribista me dijo que es lo más parecido a una disco europea. Ojo que no tocan regueton ni bachatas.
    7- Plaza Almagro con San Diego: Si te gustan los libros y tienes pocas lucas, aquí puedes encontrar tu solución. Están de los típicos libros de lectura pal colegio, los no tan típicos libros de colegio (Cuando tu profe de lenguaje ralla la papa con un autor), esa joyita que siempre quisiste leer y te sale carisimo, eso si que en hoja de roneo y mal compaginado.
    8- Un largo tour: Las poblas son de seguro algo presente en todo el país y pa que andamos con cosas, también del mundo entero. Pero recorrerlas tanto sea porque es donde vives o porque te toco la suerte de visitar, puedes mirar por la ventana de la micro, auto o metro (entre la estación Grecia y Los Orientales hay un paisaje genial de la realidad chilena), lo que son y lo que somos. Se que no sacas nada con filosofar sobre pobreza o problemas sociales, pero de todas maneras tiene algo de romanticismo ver barrios como sacados de un libro que mezcla el cyber-punk y el realismo mágico. De verdad puedes conocer gente sencilla y admirable, eso si que despabila la cara de longi primero.

  • wn, y el persa bio bio?
    es parada obligada cuando uno siendo de regiones va a santiago, encontrai todas las weás imaginables que en tu ciudad ni cagando encontrarás, y lo mejor que es barati y hay comida por doquier

    • y pa los más orientalizados (?) está el portal lyon lleno a más no poder de japoweas pa vender.
      lo otro que destaco son las disquerías de providencia, ahí he encontrado dvds que si no es por que los venden en amazon o sitios por el estilo nunca jamás los verás en el feria mix de tu ciudad.

    • Siempre voy al Biobío y de hecho, hay un artículo a base de experiencias gastronómicas de allá, pero es una recomendación muy habitual. La idea era escapar de eso.

  • TE FALTO NOMBRAR LOS TOPLESS SOBRETODO LOS DE MAC-IVER, Y LOS CAFES CON PIERNAS, QUE SIN DUDA SON UN EMBLEMA DE ESTA CIUDAD, y EL CERRO SAN CRISTOBAL, EL ESTADIO NACIONAL, CLUB HIPICO DE SANTIAGO

  • esprobable

    Hacer caca en un mall.

  • Alejandro

    Ir a tomar al 777 que quedaba al lado de un Hites que está en alameda, digo quedaba porque se quemó, ahí veías a hueones de corbata y vagabundos compartiendo, podías fumar yerbita adentro y escribir en la pared si es que encontrabas donde, vendían caldo de pata, porotos con riendas, empanadas de queso, cerveza, vinos y borgoña, la iluminación era lúgubre y tenía una escalera más larga que la chucha que si te caías de ella curado podías quedar todo politraumatizado, un lugar notable, quienes lo visitamos lo llevaremos en el corazón, que vuelva el 777.

  • J.

    Meiggs, Bascuñán y en general todo el sector de Estación Central (el mejor lugar para comprar cosas baratas y, ojalá, al por mayor, desde artículos escolares hasta calcetas, perfumes, juguetes o cualquier cosa menos comida). Los libreros del Parque Almagro, las librerías de Huérfanos entre el Sta. Lucía y Mc Iver. Los miles de moteles santiaguinos: en ninguna otra ciudad de Chile he encontrado tanta variedad a tan módicos precios (recomiendo el Kalipso, en Rodulpho Phillippi, a una cuadra de metro ULA). Para los ñoños como yo: las miles de iglesias santiaguinas antiguas (mención para la de los Sacramentinos y la Recoleta Franciscana y sus rayados junto a los altares de santos), la Biblioteca de Santiago y los museos (de la Quinta Normal, el Histórico Nacional, el de la iglesia de San Francisco), también el barrio Yungay, aunque se esté poniendo más acuicado ahora. El bar de Moe, en Sazié con Ejército: barato, música piola, sin pendejos peleando. Para descansar un rato: el paseo Bulnes, al lado del centro y con varias fuentecitas y abuelitos paseando o conversando en las bancas. Huir de todos los malls, de Plaza Italia arriba (salvo unos libreros cerca del metro Manuel Montt, una galería de libros usados) y de la hipstericidad del barrio Lastarria (antes me gustaba, pero ahora me estresa) y del barrio Italia (en mis tiempos era residencial-fome, no como ahora que está lleno de shupers de mierda). Eso, en general. Y a mí me dan ternurita las plazas de Armas comunales: son como centro de pueblo (aunque cada vez menos), la mía es la de Maipú.

  • Leguleya

    No es un mito lo de los semáforos en Plaza Italia. Un estudiante entrenado de Derecho en la Chile a lo más se topa con dos semáforos rojos cuando tiene tiempo desde Baquedano, cuando no hay tiempo corriendo cruza a lo más uno cuando esta cambiando a rojo.

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