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5 picadas culinarias del Barrio Biobío (Ruta del Bajón vol. 2)

Publicado por Nicolás Valencia el 14 de January de 2012 a las 1:30 pm

El presupuesto de Listeilor este 2012 es holgado. Después de las 2 lucas invertidas en predicciones obvias con la vieja de 21 de Mayo a un costado del Mall del Centro, ahora tenemos el segundo volumen de la Ruta del Bajón en el Biobío: barrio de muebles relucientes, ropa por montones, cachivaches, antigüedades y joyitas gastronómicas.

Es la segunda parte de la Ruta del Bajón en términos formales, pero no porque sean lugares a los que uno puede dejar caer el cuerpo después de una noche de alcohol, mujeres/hombres guapas/os y sexo desenfrenado. Son lugares a los que hay que ir si se dan una vuelta por ahí (si es que nos les da miedito ir, ¡qué atroz!).

#01. Lai Thai, el tailandés del Biobío

El Lai Thai es el único local de comida tailandesa del Biobío. Regentado por Míster Odd, un tailandés que estudió economía y administración para luego aterrizar en California y fundar un local con las comidas de su tierra natal, pero se apestó de los gringos y se vino al Biobío a instalarse con sus platos.

Pedimos un Matsaman curry: filete de vacuno, una porción de arroz blanco, papitas cocidas y tomates cherry. Todo nadando en una salsa anaranjada que tenía curry matsaman, leche de coco y maní. Una salsa dulce, picante y salada. Todo esas sensaciones en fila india.

Si puede ir, vaya. Si puede comer dos platos, hágalo. Si puede secuestrar a los cocineros y esclavizarlos para que le cocinen de por vida, hágalo sin pensarlo.

#02. Donde María, lomitos de lunes a lunes

Avanzamos dos locales y nos encontramos con ‘Donde María’, el transatlántico de los lomitos: ocupa una esquina del Galpón Franklin 604 que partió hace 20 años con taburetes para 10 personas con suerte y ahora los fines de semana, preparan su tropa de cocineros, cajeros y meseros para poder atender hasta a 40 comensales que se atragantan un lomito a distintas velocidades amparados bajo la sombra del toldo o la cornisa.

Si la comida tailandesa implica un conocimiento acabado de cocina, sabores exóticos al paladar y presupuesto, la gracia del lomito es su simpleza. Menos es más, decía Van Der Rohe, un arquitecto bacanoide, y si bien, se refería a arquitectura, acá la cita cae de cajón. El centro de atención de ‘Donde María’ es una parilla metálica, negra y alargada como un portaaviones donde los cocineros van fileteando los trozos de lomos que chillan de calor. El aroma que despide la parilla es cautivante.

Nosotros tuvimos suerte. Era un día de semana y eran las 3 y media de la tarde, así que nos encontramos con el local a media máquina. Sólo estaba Marcela y Valencia, el cocinero, así que nos anotamos con un lomito palta mayo con una bebida y en un pestañeo ya estaba ante nosotros ese manjar. Luego pedimos un vaso para compartir la bebida y de buena onda lo dejaron hasta la mitad con hielo glacial.

Vaya con toda tranquilidad un día de semana y si va durante el fin de semana, bánquese con placer la espera porque hay 16 personas trabajando para usted. Ah, lo otro: pida harta mayo casera. No sea cobarde.

#03. Papa rellena, la bomba colombiana

‘Bomba colombiana’ es efectivamente la mejor forma de llamar a la papa rellena, una masa de harina de trigo rellena de arroz, arvejas, pollo, papas y un huevo en el centro como maqueta de la tierra. Todo mezclado y prensado con la sutileza con la que uno hace un bola de nieve en plena guerra campal.

Si estái apurado, ensártale un tenedor y te lo vai comiendo en el camino. Si no, entonces te lo entregan en un plato de plástico con forma de porción de pizza y lo acompañan con tomate picado y palta. Eso sí, es seco. Muy seco si además si te lo comís una tarde de jueves a las 4 de la tarde.

Pedimos unos jugos naturales que son la patá. Uno de melón calameño y otro de sandía. Llega el tipo con el jarro de la licuadora y te sirve un poco. Te lo tomái y luego, te lo llena y espera a que tomís un poco más para dejarte el conchito que quedó en la licuadora.

Lo mejor que podís tomar a las 4 de la tarde en verano.

#04. Patisserie, la pastelería coreana

Nos escapamos de un Biobío que comenzaba a desarmarse y nos fuimos a Patronato. Exactamente al ‘Patisserie’, la pastelería coreana más grande del sector (son dos, la otra es la ‘Había una vez…’ en Antonia López de Bello).

Tiene toda la onda: aire acondicionado, amplios ventalaes, unas luces de neón anunciando el local, un estante donde podís llevarte todos los pasteles, unas vitrinas con unas tortas tan bellas que te daría cargo de conciencia despedazarla. Mejor que se queden en la vitrina para siempre.

Además de pasteles y tortas, tienen la sensación (o al menos eso deduje al ver que los orientales lo pedían tanto) : el té helado. Una copa grande como jarrón de vino con mucho hielo y el té colándose por entre los cubos. Ah, y los pasteles vienen con los nombres escritos a mano en coreano y en español. Uno obviamente pide lo más extraño las primeras veces. Nosotros nos anotamos con dos. Uno es un clásico que venimos comiendo desde el último invierno: el pastel con té verde y queso crema -el de la foto-; el otro es el pan de arroz. El primero es una masa en forma de flor con una corona de lonjas de almendras y al interior de la masa algo verdosa, aparece el queso crema. Bacán.

¿Y el pan de arroz a qué sabe? Imagínense una pelota de plástico playero. De esas con las que jugái a las paletas. No las de tenis, sino unas muy simples, apretables y que dan mucho bote. ¿Ya? Luego, imaginen que logran masticarla y adentro hay arena. Mucha arena. Imagínenlo todo dentro de su boca. Así es, pero también tiene su encanto.

Lo mejor de la pastelería es el ambiente. Si tienen suerte como nosotros, se sentirán lo más cercano a presenciar una asamblea de la ONU: unas jóvenes orientales chismeaban una mesa más allá, unas mujeres compartían un café y conversaban pausadamente, afuera, dos hombres fumaban y bebían té helado. Al frente, una iglesia católica; a un costado, una ortodoxa. Ambas -incluyendo la pastelería- en pleno barrio árabe y por afuera pasa un judío escapando del sol.

Fue una sensación rara estar ahí. O quizás tuvimos mucha suerte. O quizás nos curamos sin darnos cuenta.

 #05. Melona, el helado sin grandes aspiraciones.

Bonus. Fue un día particularmente caluroso y terminamos la maratón tomándonos un Melona, un helado surcoreano (no sé por qué hacemos la distinción si en realidad los del Norte no fabrican casi nada) bastante bueno y que en su diseño no aspira a hacer formas raras: es un paralelepípedo con un palo. Fin.

El helado no nos quitó la sed (obvio) y al final decidimos por refrescarnos con unas cervezas.

Siempre hay espacio para un cerveza.

 

 

La crónica completa de esta ruta ya está en Disorder.cl en este link. ¿Y dónde quedan los locales donde nos zampamos las delicias? Donde María está en el galpón de Franklin 602 esquina San Isidro. Lai Thai está a dos locales hacia el este (hacia la calle Ingeniero Obrecht); la papa rellena en un local que-no-recordamos-el-nombre-porque-botamos-la-boleta por Placer vereda sur entre Arturo Prat y San Francisco; el Patisserie está Santa Filomena 344-346  entre Patronato y Río de Janeiro. El Melona lo compramos en el súper China House en Antonia López de Bello 297 entre Patronato y Río de Janeiro y las cervezas las tomamos en una botillería cerca de Brasil con Rosas.

 

 

Sugerencias, reclamos, alabanzas con @aquiestaene

 

17 Comentarios to 5 picadas culinarias del Barrio Biobío (Ruta del Bajón vol. 2)

  • ALvaRo

    notable !
    tomaré el dato para cuando vaya a s Stgo. !

  • Nicolas

    Faltó lo mejor del persa que es un local que se llama “Donde Chile” (el dueño se llama Chile), criollo al máximo, tienen que probar el Costillar con papas fritas sale como 3000 Lucas y es gigante la porción, bueno todos los platos son XXL, también venden jugos naturales talentosos.

  • Fr4

    La botilleria se llama KAOMA… XD

  • en lomitos encuentro mejores los del pobre guido.. q estan en la otra esquina del mismo galpon, la mayo con ajo pa chupetearse los dedos!!

  • Se echa tanto de menos esta gastronomía estando acá en las europas. A lo único que se puede aspirar, dentro la categoría de picada, es a un grosero, grasiento y exquisito Kebab.

  • Josex34

    el Bío-bío es la cumbia pa comer
    aguante franklin!

  • MIguel

    “LEngua” en el local “Asterisco” en calle “Placer”

  • klown_dumorti

    totalmente deacuerdo con los lomitos del bio …son como decirlo primero…si has ido ..ni piense que se va a poder comer el lomito dignamente y va a quedar como un pelmazo y un logiii *OHEZZIII*
    PERO DEspues de 2 o 3 visitas .. ya te podis sampar los lomitos hasta de cabeza como todo un jedi y si tenis perso te ponis terno blanco y salis sin mancha alguna

  • wena reseña…. lo mejor de too es la ubicacion de cada una XD ponga ubicacion asi uno cacha pa onde tiene que ir.. por que biobio es medio grande XD

    pero wenos datos dieron :D

  • anneke

    parece q2 nadie conoce “el parron”

  • anneke

    esta en sta rosa, la comida es bacan, y ni hablar de miles de historias q solo los q alguna vez trabajamos en ese sector sabemos q tejeron en el patio trasero del restorant ajjajaja

  • Andrea

    No se de que te pueden servir estos datos si no ponen las direcciones… es algo obvio… pero no para quien escribió el artículo….

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