Ya pasó Navidad y Año Nuevo, así que ahora nuestras fuerzas están concentradas en las vacaciones (cosa de prioridades, parece), pero mientras no podamos escapar del trabajo o de los estudios, sólo nos quedan alternativas más económicas para refrescarnos y hacerle el quite al puto calor.

a) Sin piscina

1. Bombitas de agua

Después de siglos asumiendo que el agua era un recurso infinito (incluso Hidroaysén se defiende diciendo que el agua es un recurso renovable. ¿usted puede fabricar o plantar agua? Nope), resulta que en unas décadas más comenzarán las guerras por el agua y adiós Antártica chilena.

¿Y qué tiene que ver? ¡Ah, a lo que íbamos!: resulta una irreponsabilidad realizar estas guerras de bombitas de agua, pero por la cresta que son bacanes. Apéate con una bolsita de $200 con 100 bombitas de aguas (donde 1/4 se rompen al ponerlas en la boca de la llave) y ármate con unas 20 ó 30 bombitas de una para darle continuidad al juego. Si no, será una molestia tener que decir: “bolaca, déjenme llenar más bombitas”

2. Poleras mojadas.

Sí, es sexista y todo lo que quieran, pero calculen el poder que tienen unas tetas sobre un escenario capaces de domesticar a una horda de hombres ganosos. Mujeres, sugerimos paquetes mojados como contraparte.

Ojo, los hombres límpiense el culo antes de jugar.

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3. Correr del guanaco

¡Qué calor,/
qué calor,/
el guanaco por favor!.

–El pueblo

Convoquen una marcha popular (‘chúpalo Piñera’, ‘Jesús te amamos’, ‘No a Hidroaysén’) en el centro de Santiago, pasándose por la raja las autorizaciones de la intendencia. Hagan el trayecto tranquilos y al final, en un espacio amplio, se desbandan y comiencen a dejar la cagada. ¿Qué lograrán? Dos cosas: a) que los brutos de Fuerzas Especiales se recaguen de calor en sus caparazones mientras dure la marcha. Justicia divina. b) que llegue el guanaco.

Momento de sacarse la ropa, quedarse en bóxer, sostenes, calzones y a disfrutar el chorro del guanaco.

Que de algo sirva pagar impuestos, digo yo.

4. Manguereo

Es cosa de voluntad: si se queja de no tener aire acondicionado o ventilador en la oficina tampoco un viaje a la playa o piscina en la casa, entonces la opción es el manguereo. Barato, sencillo de usar y puede compartir con su vecino la oportunidad de refrescarse en pleno verano.

Sin fines de lucro y de calidad.

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5. Echarse un grifo

Versión extrema del manguereo. Comienza el verano y Aguas Andinas advierte que es malo abrir los grifos y que los cabros de la pobla se refresquen en calzoncillos. a) Criminalización del simple deseo del pueblo oprimido que no puede pagar por una piscina o b) Paaaaaaabre costumbre del vulgo que se dedica a romper todo el mobiliario urbano de su ciudad.

No faltará el reportaje de MEGA que hable de esta costumbre y mostrará a su periodista y el camarógrafo como copiloto en un auto por las poblaciones de la capital cruzándose por calles donde los niños en calzoncillos dsifrutan del agua. Todo esto acompañado de alguna cumbia para estigatizar y luego la opinión de algún gerente de algo de Aguas Andinas.

b) Con piscina

6. Remolino

Se necesita una piscina grande o personas pequeñas. Es súper sencillo: tres o cuatro personas nadan en círculo teniendo cierta distancia entre sí. En algún momento, alguien avisa que es momento de nadar en sentido contrario. Tres. Dos. Uno. Todos dejan de nadan y cambian de sentido. Queda la cagada, la velocidad del agua no te deja avanzar y voh nadái como loco.

Repítase la cantidad de veces que sea necesario hasta aburrise o el resto de la gente también quiera ocupar la piscina.

7. Marco Polo

La gallinita ciega acuática. Entre los que participen, se elige un ‘Marco’ (no un ‘maraco’). El escogido gritará ‘¡Marco!’. Y el resto de zoológico, ‘¡Polo!’, para que el ciego escucha y calcule distancias de los participantes a base de teorías físicas acústicas circunflejas.

Cuando el ciego diga ‘¡Tierra!’ o ‘¡Fuera!’, el resto se zambulle y comienza la cacería.

Repítase hasta aburrirse o hasta que le haya tocado muchas veces a una persona ser el ciego, ésta se amurra y exija que todos salgan de la piscina porque es de él y se acabó la weá.

8. Chinitas

Prohibido en todas partes, por todos los expertos y en todas las Constituciones.

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9. Rey del guatazo.

Hace algunos años, los matinales se engolosinaron haciendo concursos livianos de sangre durante el verano como éste: escoger al rey del guatazo. Algunos se lanzaban con todas las ganas pero llegaban de cualquier forma al agua y otros se arrepentían a mitad de camino y terminaban haciendo bombitas. El guatazo es más que un simple juego, es un estilo de vida. Ya lo decía Bertolt Brecht (antes que Silvio Rodríguez o erróneamente Víctor Jara):

“Hay hombres que se tiran guatazos un día y son buenos, otros se lanzan guatazos un año incluso en invierno y son mejores, hay quienes se lanzan guatazos muchos años y son más mejores, pero están los que se lanzan guatazos toda la vida incluso cuando no hay agua en la piscina, y esos son los imprescindibles”

 10. Tagua

Lo mismo que el Teto, pero en el agua. Ya tú sabes.

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Y siga cagándose de calor en Twitter con @aquiestaene (porque en realidad, no ayuda en nada)