09. Decirle “Mamá” a la profe

Mientras más grande uno sea, peor. Es risa general de la clase garantizada cuando alguien comete el freudian slipde de llamar a la profesora (o profesor, según tus gustos) “mamá”. Dios prohíba que incluso cruces esa línea y caigas en el poco afortunado “mami”. Y sin embargo, todos lo hemos hecho. En este mundo hay 2 clases de personas: los que han llamado a su profesora madre, y mentirosos desvergonzados con algo que probar.

08. Perderse en el súper pasado los 18 años

Es lo más natural del mundo perderse en el supermercado en la infancia. La sobreabundancia de dulces en esos benditos pasillos representa el cielo en nuestros inocentes ojos. Sólo después del deleite azucarado es cuando nos damos cuenta que estamos en una estructura enorme con muchos pasillos, y entramos en pánico.

Es parte de la infancia.

No nos mintamos a nosotros mismos diciéndonos que en nuestra etapa adulta dominamos los intrincados recovecos del Líder. Tú, yo y todos nos hemos perdido, bien viejitos y peludos,  casi susurrando “mamiiiii…” mientras vagamos desconsoladamente por buscar el tan deseado producto, lo que nos lleva a…

07. Comerse algo que claramente es mucho más que una porción individual

¿Quién no ha vuelto en verano de estar afuera todo el día, sudando como gordo en sauna, para encontrar una casata de helado recién abierta, con todo su prístino contenido prácticamente intacto?, ¿quién no ha ignorado olímpicamente al resto de la familia y ha devorado dicha casata, sin el más mínimo sentido de culpa?, ¿quién le echó la culpa al perro después? Yo. Y tú también, mentiroso sin escrúpulos.

06. Guatazo visiblemente doloroso en la piscina

No hay nada más rico que tirarse desde altura a una piscina. Toda la emoción de una caída libre sin las consecuencias del eventual impacto contra el suelo. Está la clásica bombita, el piquero para los bacanes, y el inevitablemente doloroso guatazo del pueblo. Ése que suena y que hace que otros se soben la guata. Cuando uno es víctima de tal situación, realmente no hay mucho que hacer en el momento. Claro, puedes sobarte bajo el agua y salir como si nada, o asegurarle a todo el mundo que caíste con un grado de inclinación de 7º, por lo que no te dolió para nada (sí, weón, sí), pero el asunto es que todos hemos sufrido nuestros impactos horizontales contra el agua.

Claro, a veces intentamos cosas más complejas, como…

05. Intentar un mortal

No tenemos suficiente información para afirmar con certeza que el sexo femenino tiene esta inquietud generalizadamente, pero estamos convencidos de que todos los hombres han pasado por esto (incluso más de una vez), entendiéndolo por ‘intentar’ fallar estrepitosamente (feat. daño personal). El rodillazo al hocico al caer mal duele como el infierno, y sin embargo, nuestro propio sentido de vergüenza salta inmediatamente y nos dice:

“Sabes que te lo mereces. LO SABES. Lo intentaste después de ver una película de acción y perdiste. Esto no es culpa de nadie más que la tuya”.

Estudios indican que estos accidentes aumentan en un 300% luego de ver algún video de parkour en Youtube.

04. Gritarle a (inserte objeto inanimado incapaz de responder)

Dentro de todo ese peculiar subgénero de interacción humana se ubica esta situación. Todos conocemos la más general, aquello consistente en gritarle a la tele con amigos durante un partido de fútbol. No obstante, existen variantes más ridículas como decirle “no, no te metas ahí, ahí esta el asesino!” a la estereotipada rubia estúpida de cualquier pelicula de terror o peor aún: maldecir incontablemente a un martillo por obedecer las leyes de gravedad directamente hacia tu dedo gordo. Dejamos toda razón de lado al descargarse contra algo que es incapaz de comprendernos, pero por dios que se siente bien. I’ve done it pal, and so have you.

03. Bailar artríticamente solo (o en público, depende de la perso)

¿A qué me refiero con bailar artríticamente? Pues a esos vergonzosos movimientos pélvicos que todos hemos hecho alguna vez y que dan la apariencia de que nuestro cuerpo está enteramente compuesto de rodillas. Esto sucede comúnmente en frente del computador con los mp3 en shuffle al aparecer un tema particularmente bueno. Los espasmos prácticamente brotan solos. A la gente sin dignidad, esta situación se aplica con una audiencia. Para ver un ejemplo de este último caso, véase el episodio de Seinfeld en el cual Elaine baila.

02. Romper algo de la forma mas estúpida imaginable

Debo confesar lo inusualmente culpable que soy de este último caso. Simplemente tengo un talento especial para extraer objetos de su entorno habitual, e instalarlos en una serie de situaciones que podrían considerarse como castigo cruel e inusual. Y me rehúso a creer que soy el único. Estoy seguro que todos queremos vernos viviendo en una Apple Store, manejando  una miríada de aparatitos blancos con una facilidad envidiable, pero la realidad es que simplemente no estamos hechos para eso. La torpeza humana es una constante universal que todos sufrimos. ¿Mi caso más reciente? El mouse de mi notebook murió porque al moverlo, dejé el mouse colgando y al depositar todo en mi escritorio, mi mouse aterrizó en mi vaso de bebida, sumergiéndose completamente. ¿Lo peor de todo? Aún así me tome toda la bebida.

01. Mear en el mar

Ésta si que no me la evita nadie, TODOS lo hemos hecho, y no precisamente cuando estamos solos en el mar. Correrse disimuladamente hacia un lado, lejos del grupo, haciendo como que nos lleva la ola es una de las estrategias más perfeccionadas del chileno promedio. Si hay algo que nos delata es la rostro: perfecta mezcla de culpabilidad y alivio. Un observador avezado es capaz de identificar a un meador acuático solamente por sus expresiones faciales. Y sin embargo igual lo hacemos. Total, no es como que nos quede una mancha de humedad en el traje de baño, no?  Si no analizamos, es más notorio tirarse un peo que mearse en el mar. ¡Las prioridades cambian en el océano, señores!

# BONUS: Sacar a pasear a tu perro y que decapite 3 ovejas y que salga el granjero con una escopeta, te secuestre y te encierre por horas con una chancha con crias en tu cumpleaños Nº9

¿Qué?, ¿seguro?. ¿Me estás diciendo que eso no le pasa a nadie, y que la corte, weón raro?

N. del E: Podemos dar fe de la veracidad de esta última ridiculez. Cuenta con nuestro sello de calidad.