De la siguiente selección descartamos de inmediato la piscola y el roncola. No son ni siquiera veraniegos: de seguro se han tomado un combinado hasta en el recreo del colegio, así que no cuentan; sólo tragos que ameriten cierta preparación artesanal y/o sean rápidos de preparar y no por eso, sean menos dignos de saciar nuestra sed (o derechamente, apaciguar el alcoholismo galopante. Seamos sinceros, amigos/as)

1. Borgoña

Entre primavera y verano tenemos una delicia en nuestras ferias y verdulerías, la frutilla. Para el borgoña, elijan aquellas que huelan bien, primero que todo. Segundo, no la compren en supermercados: viene congelada y/o desabrida y cara como si el elefante maraco o la Josefina Correa se dieran cuenta al tiro del rostro de tarado con el que ustedes cargan.

Váyanse a una verdulería de barrio, una feria libre de grito limpio o busquen meticulosamente en los locales de la Vega Central o Lo Valledor y podrán encontrar unas frutillas hermosas, tiernas y deliciosas a 3 lucas el cajón (6 kilos apróx). Pues bien, ahora que tienen sus frutillas, el cómo consumir la frutilla en el borgoña es cosa de gustos, pero la recomendación es partir cada frutilla en ocho partes y dejarlas calentando en olla un par de minutos para que boten el dulzor.

Recomendado: cuando tienen sed y hambre, ya que el borgoña hidrata y nutre simultáneamente (pero no en proporciones iguales, ojo).

2. Submarino

Digan que es un sacrilegio ‘ensuciar’ una cerveza con granadina, pero cuando no hay más que Cristal, Escudo o -no lo permita dios- Dorada, entonces anótense con una silla desplegable mirando el mar (o algo que los estimule… no sexual necesariamente) y en la base de un vaso dejan un shot de granadina boca abajo (ya no es tan fácil encontrar, y es probable que consigan sólo granadina Mitjans).

Luego, cerveza helada hasta el tope y con una bombilla, agitan lentamente haciendo que la granadina impregne la cerveza a medida que va pasando la tarde.

Recomendado: cuando no hay aspiraciones más grandes en el día que relajarse.

3. Melón con vino (Melvin)

Alguna vez hablamos de este brebaje como un trago de emergencia, pero nos arrepentimos completamente. Primero que todo, es una delicia que no sólo hidrata, sino que también nutre como el Borgoña, pero la magia está en un buen melón, igual que la frutilla del borgoña.

Salgan con su carrito de vieja a buscar melones algo pasados (con la cáscara algo café) y buen olor a una feria. Los mejores melones para este brebaje están saliendo ahora, ni tan nuevos ni tan viejos, pero con algo de experiencia y buen olor.

Recomendado: como el melón es totalmente portátil, podís llevarlo hasta en el metro (con buen equilibrio, no deberíai perder vino).

4. Sandía al vodka

Si no son fanáticos del melón ni del vino, anótense entonces con este elixir: compren una sandía  y háganle un tajo del ancho de la boca de la botella de vodka favorito. Dejen que el vodka recorra la carne de la sandía impregnándola con su sabor ruso por un par de horas hasta que no quede nada más en la botella.

Luego, para una tarde de calor y en plena sobremesa, deleite su paladar y el de sus invitados sirviendo la sandía como un postre común y corriente sin advertirles la malicia. Van a quedar todo locos.

Recomendado: para weones con tiempo y sobremesas de campo, de aquellas que duran hasta la hora de la Once.

5. Pichi de Canguro/ Tropical

Ya lo decía Antoine de Saint-Exupéry, autor de ‘El Principito’ cuando bebió Tropical por primera vez: “la perfección no se alcanza cuando no hay nada más que añadir, sino cuando no hay nada más que quitar”.

Mmm, ahora que redactamos este listado, da la impresión que el francés no se refería a lo puro, sencillo y eficiente de la fórmula del Tropical, pero bueh, es aplicable de todas formas, pues este brebaje no es más que vino blanco y una Kem Piña bien helada que se mezcla en proporciones como se te antojan y luego, a aplicarle entre pera y bigote.

Recomendado: ideal cuando el dinero escasea y la sed seca la garganta, pero advertimos que luego bajan las ganas de mear cada 15 minutos cronometrados -alguna vez lo comprobamos-

6. Michelada

Incluso la cerveza más piante adquiere un sabor artesanal con la técnica de la michelada: la boca del vaso untada en sal, luego la cerveza bien helada, harto jugo de limón y un toque de salsa de ají.

De lolo

Recomendado: siempre siempre siempre. Sobre todo, cuando quedan puras cervezas con sabor a agua.

Sobre el autor, @aquiestaene