Hablemos de picadas. Específicamente, hablemos de picadas de comida china. Más específico aún: hablemos de picadas de comida realmente china. Por lo tanto, olvidemos el arrollado primavera, la carne mongoliana, el wantán y el arroz chaufán. Hablemos del pato pekinés, los calamares a la plancha, los tallos de flor de loto al vapor y los panqueques callejeros.
Quien suscribe este artículo estuvo por estudios en China, y fiel a sus principios culinarios, probó sin prejuicios y poco presupuesto todos los sabores posibles en locales callejeros, ferias nocturnas, restaurantes y hasta en un casino universitario. Acá van algunos de los mejores (o más raros) manjares.
#7. El pan negro del McDonald’s
Ciudad: Todas
Dirección: Más fácil encontrar un McDonald’s que una farmacia.
Precio: 28 元 ($2.240) con papas fritas y bebida medianas.
Sí, partimos pésimo: McDonald’s no es precisamente una picada (ni siquiera para alguien que todavía no sabe que La Piojera dejó de serlo años atrás), pero no podemos dejar de hacer mención a una de las últimas creaciones del acorazado de Ronald McDonald en tierras chinescas: la hamburguesa de pollo picante con pan negro y sésamo blanco, y su contraparte blanca con sésamo negro. Ambas con una misteriosa salsa y una tímida hoja de lechuga con el cariño y dedicación con el que ya nos tienen acostumbrados. El Combo incluye ambas versiones, ¿y por qué tanta bondad? Claramente no es un acto de generosidad de la franquicia, sino más bien una precipitada justificación del tamaño de estas criaturas: lo suficientemente pequeñas como para confundirlas con el juguete de la Cajita Feliz (que por cierto, no existe en China).
Como imaginarán, la choreza está en los colores, porque de sabor queda algo corto, aunque en Hong Kong ya salió la versión en tamaño normal a 30 元. En la carrera por el primer lugar, practicamente todas las hamburguesas le sacan cuerpos de ventaja, pero la champaña del triunfo es destapada por la Bacon Lettuce Tomato Double Beef Burger (muy certeros al bautizarla) y la Spicy Chicken, una generosa hamburguesa picante de pollo apanado arropada en lechuga, cebolla picada y nuevamente la salsa misteriosa, acompañada de papas fritas y una bebida a 15 元 ($1.200) entre las 17.00 y las 20.00.
#6. Huevos milenarios, un cuestionable placer chino
Dirección: Dafang Alley entre Gulou 5th Alley y Gulou 4th Alley. A 15 minutos desde metroestación Gulou, Línea 1.
Precio: Los huevos milenarios arribaron a la mesa en señal de agradecimiento.
Si alguien decidiera instalar un local de comida realmente china en Chile, pensaría mil veces antes de traer este popular manjar oriental. A primeras, el nombre no es muy alentador, y la receta aún menos: se trata de un huevo, generalmente de pato, enterrado en yeso hasta que cuaje la yema, volviéndose gelatinosa y el interior tome un color verde-marmolino o marrón oscuro. No suena apetitoso, pero en China se los devoran y en los supermercados los encuentras sellado al vacío a sólo 1 元 ($80).
¿Y de sabor? Eh, ¿alguna vez mordieron un goma de borrar, sólo por curiosidad? Es la misma consistencia sumada al olor propio de un huevo cocido.
#5. Bacanal callejera: anticuchos de pollo picante, una reponedora sopa de calamares y dos cervezas Tsingtao.
Ciudad: Qingdao
Dirección: Yizhou Road (YizhouLu) entre HaiboLu y SifangLu, a 20 minutos caminando desde la Estación de Trenes.
Precio: 45 元 ($3.500)
Qingdao tiene un qué-sé-yo que te lleva de vuelta a un lugar de Chile: puede ser la fría brisa marina colándose entre los rascacielos o sus calles adoquinadas y aferradas a la ladera, o bien, la influencia europea en la arquitectura de un par de iglesias católicas, mansiones convertidas en minimarkets y palacios en marisquerías. Todo ello recuerda inevitablemente a… Valparaíso. No obstante, a diferencia de la Joya del Pacífico, China no disfruta tanto tomar o bailar, sino comer. Y mucho.
Qingdao no sólo cumple la regla al pie de la letra, sino que además hace gala de su pasión por la cerveza local, la Tsingtao, almacenada en barriles metálicos en la calle. La misma que llega servida a tu mesa en una jarra de vidrio, de esas que ocupamos para preparar un Borgoña a la sombra de un parrón dominical. De hecho, se habla de los tres tesoros de la felicidad en Qingdao: tomar cerveza, comer almejas y nadar en el mar.
En fin, son las 10 de la noche y estoy instalado en una mesa del primer restorán callejero que pillé, regentado por una Paty Maldonado china con túnicas como cortinas y el cabello rojizo levantado a punta de laca y mucha paciencia. Hojeo el menú un par de veces, incluyendo el anexo compuesto por un vocabulario de frases chinas para occidentales y unas fotocopias de un libro infantil para aprender a nombrar ciertos mariscos y pescados en chino y coreano. Es más: algunos locales, como éste, se aventuran a subtitular al inglés sus menús, gracias a algún traductor de internet visado por el Gobierno, así que al menos uno puede inferir lo que te traerán a la mesa. Pido una sopa picante de mariscos con fideos de soya y tofu (“Stewed seafood in pottery pot”, 海鲜砂锅, 15 元) servido en un pote de cerámica negra, como los de greda para el pastel de choclo; un pote de arroz graneado (“Steamed rice”, 米饭, 1 元) y una cerveza Tsingdao de 600 cc. (es la más pequeña, en serio).
Aventurado por los platos de otras mesas, vuelvo a pedir. Anoten: cinco anticuchos de pollo picante (烧烤类 鸡肉, 5 元 en total) muy populares en el norte de China, y fideos salteados en salsa de soya con cebollín y dientes de dragón (“Santed noodles with vegetables”, 炒面, 9 元). Es suficiente: me retiro feliz y satisfecho entre locatarios cenando con sus empleados para cerrar la jornada, mientras otros arman anticuchos de vacuno para el día siguiente.
#4. Jiānbing, el popular panqueque callejero por menos de $300.
Dirección: Puestos callejeros, así que hay que estar atentos. En Beijing, hay uno en S Lougu Alley, a 300 m. de metroestación Nanluoguxiang, Línea 6
Precio: 3 元 ($240)
El jianbing (煎饼) es un panqueque original del nordeste de China, siendo muy popular en ciudades como Beijing, Tianjin y Xi’an, pero ahora se masificó al punto de poder probarlo como un verdadero desayuno de campeones en un carrito de Nanjing, al sur de China, cuando ya es hora de marchar al trabajo.
La magia: el maestro quiebra un huevo (o dos, si el cliente así lo desea) en una plancha metálica y lo esparce por unos segundos. Luego, lo cubre con una tortilla de harina y lo voltea. Acá comienza la belleza: el especialista pincelea la base con una pasta de porotos dulces, espolvorea con verduras (cebollín y dientes de dragón, generalmente) y para finalizar, toma una lámina de wantán y la parte en tres para sellar el relleno. Luego, cierra la tortilla y la envuelve con destreza en una bolsa plástica. Págale dejando los 3 yuanes en un plato y es todo tuyo. Crujiente, energizante, fresco y muy picante si le dicen que sí a todo lo que pregunte en chino el maestro.
#3. Anticuchos de escorpiones en el mercado nocturno de Wangfujing
Dirección: Daruanfu Hutong. Metroestación Wangfujing, Línea 1.
Precio: 25 元 cada uno ($2.000)
A metros de la plaza de Tiananmen y la Ciudad Prohibida con el retrato omnipresente de Mao, se levanta un paseo peatonal comercial llamado Wangfujing, conocido también por sus callejones donde se amontonan los turistas a conocer las ferias nocturnas generosas en cocinerías y tiendas de recuerdos, pero lo que de verdad atrae son los anticuchos de bichos, en línea con el estereotipo del chino que supuestamente come de todo: larvas, cienpiés, alacranes, saltamontes, escorpiones, grillos, e incluso, caballitos y estrellas de mar.
Darse una vuelta es un desafío a la voluntad, sobre todo si consideramos que algunos de estos bichos agonizan, sobre todo los escorpiones, y están ensartados en brochetas de madera: escoges la que te guste (pedimos escorpiones), pagas y arrojan la brocheta a la freidora o parrilla un par de segundos. Eso es todo. ¿Veredicto? Nada de otro mundo. El escorpión tiene sabor a papa frita. Las brochetas resultan ser muy populares entre turistas, pero es una tradición inexistente entre los pekineses. “Acá nadie come de eso”, nos comentan los locales.
#2. Pato pekinés (y los huesos para chupetear)
Dirección: Dafang Alley entre Gulou 5th Alley y Gulou 4th Alley
Precio: 100 元 ($8000) para compartir con cuatro comensales.
No, no todo se come en China. Comer perros es mal visto, pero es una costumbre arraigada en el sur del gigante asiático. En cambio, hay platos más comunes y del goce del turista desconfiado, como el pato, el animal estrella de la cocina china: se le ve desplumado y colgando del cogote en las carnicerías, sus subproductos bañados en salsas son apetecidos por familias, quienes hacen fila para llevarse un trozo a casa. También es común el pato completo al plato, incluyendo la cabeza, como si bastara con sacarle el plástico y la bandeja de plumavit.
Nah, el mejor es el famoso pato pekinés (北京烤鸭, Beijing es el nombre original de la ciudad en chino, pero la RAE sugiere llamarla Pekín. Por eso la confusión). Hay tantas recetas como para la cazuela chilena o para armar un asado, pero la mayoría asume en eviscerar el pato, secarlo durante dos o tres noches (o dejarlo en agua un par de horas) para separar la piel de la carne y luego se cubre con una salsa dulce de miel, soya, melaza y un poco de salsa picante Sriracha (está en los supermercados chinos de Patronato). Luego, después de unas horas (o incluso medio día) marinando, al horno por una hora. Con la piel dulce y crujiente, el pato se sirve en lonjas junto a una salsa de porotos dulces (甜面酱), cebollín y pepinos rebanados para ser envueltos en tortillas, como las de la foto. Ah, y cuando terminas de comer, suelen entregarte una fuente con el resto de pato para, en buen chileno, chupetear los huesos. Una delicia, incluso para occidentales mañosos.
#1. La magistral parillada coreana en Mòmò Kǎoròu (陌陌烤肉)
Ciudad: Beijing
Dirección: Shijin Huayuan Hutong, a 500 metros de metroestación Zhangzizhonglu, línea 5
Precio: 150 元 ($10.000) en total para cuatro personas, incluyendo dos cervezas Yanjing cada uno.
Entre los callejones de ciudades gigantescas, densificadas y contaminadas como Beijing, se amontonan los restoranes para recibir a conciudadanos felices al comer. A diferencia de Chile, en donde si vendo sopaipillas afuera de la estación de metro, alguien copia la idea… y vende sopaipillas, en China, lo lógico sería poner un carrito con anticuchos o con empanadas. Bajo esa lógica, los chinos se cranean ofreciendo variedad entre locales regentados por chinos musulmanes, multinacionales, bares y cocina local, pero la barbacoa coreana es lo que uno más agradece a la vida: cada mesa está perforada en el centro y sobre ella, cuelga una campana de cocina (no de colegio, giles). Con menú en mano, se escoge la carne (vacuno, cerdo, cordero, pato y pollo) y los tipos de corte que quieras para tu parrilla, porque la gracia está en que tú cocinas tu propia carne. Nada de “por favor, a tres cuarto” o “muy cocido y sin grasita, maestro”. Acá cada uno se las arregla con lo que pide, dejando asar en una lámina metálica sobre fuego los filetes macerados en una maravillosa salsa de soya y cebollín. Acompáñelo con unas cervezas y la vida se torna perfecta.
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Sobre el autor, @nicovalenciam
Impresionante.
chin guon cheng lin kim pew pew pew.
si quieren comida china de verdad solo hay que ir a MR WU Abate Molina 218
comida china para chinos
lo mejor
Hay otro en San Alfonso pasado Toesca. Muy bueno también.
El que según yo es bueno también es el Sheng Xing, Av. España con Salvador Sanfuentes (siempre se ven chinos comiendo allí, lo cual es buena señal…)
Ése es uno de los más conocidos. Hay que pedir la segunda carta, eso sí.
sublime
Excelente la lista!! Si algún día, por algún motivo voy a China, voy a tenerla en vez de la guía Michelin
Me daría cosita comer de esas cosas……. =S
Pato pekinés, lleve su sabroso pato pekinés…
http://www.youtube.com/watch?v=MxBn6wBh81g
Rollitos rellenos de un sofrito de champiñones, cebolletas, pimientos y col china, se hornean y se sirven con la salsa agridulce, deliciosos.
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